lunes, 2 de diciembre de 2013

Fragmento de la novela (III)

En la cárcel no es que te encuentres con peor gente que en la calle. El problema reside en que lo bueno y lo malo se encuentra concentrado, comprimido, en unos pocos cientos de metros cuadrados. Imaginad a unos 150 tíos de veinte nacionalidades distintas, encerrados por los motivos más variados; tráfico de drogas, malos tratos, robo, pertenencia, incluso corre por ahí el rumor de un croata que está buscado por el tribunal de la Haya a causa de crímenes de guerra cometidos en el conflicto de los Balcanes. Conviven 24 horas al día, sin saber cuál será su futuro, la mayoría, al igual que yo son preventivos a la espera de juicio. Es inevitable que surjan conflictos y peleas. Si a eso añadimos que, pese a ser un módulo tranquilo, a más de uno le importa un pimiento que le abran un parte o ser enviado a aislamiento, el día a día se convierte en una carrera de obstáculos para evitar cualquier tipo de enfrentamiento.