sábado, 9 de noviembre de 2013

Películas: Le Trou - La Evasión (Jacques Becker, 1960) FRANCIA


LE TROU (10/10)

¿Qué tal si hoy os hablo de una película considerada como la gran obra maestra del cine francés?, algo que si bien no me parece descabellado del todo, si que merecería un cuidado debate, más teniendo en cuenta la cantidad de joyas que han salido de la filmografía gala. Y es que estoy hablando de Le Trou, dirigida por Jacques Becker y estrenada póstumamente en 1960, la cual comienza con una sobria y breve introducción a cargo de Jean Keraudy en la que dice: “¡Buenos días!, mi amigo Jacques Becker ha descrito con todo detalle una historia verídica: La mía. Todo ocurrió en 1947, en la cárcel de "La Santé". Así comienza esta obra maestra del cine, y es perfecto, porque ya avisa al espectador de lo que hay. Nada de contemplaciones, nada de diálogos de relleno, nada de poesía visual que invite a una inexistente reflexión, no. La película va a ser dura, fría y real. Y es que es una película de presidio, una película sobre una fuga, una película plagada de tensión. Tenemos a cinco personajes principales de los que uno en concreto será el protagonista. No porque su papel tenga una mayor relevancia, o sea de mayor importancia para el desenlace final, sino porque actúa de puente entre los demás personajes y el espectador. Un mero observador entre un grupo de actores, un espectador más, y hasta cierto punto es interesante. Más adelante volveré a este punto. Volviendo a dicho personaje, se trata de Gaspard Claude, un joven acusado de intento de homicidio premeditado que es trasladado a una celda con otros cuatro reclusos. Estos le estudian durante unos minutos. Tienen un secreto que no van a tener más remedio que confesar a Gaspard. Van a fugarse, todo estaba preparado, pero la intrusión de Gaspard ha sido una sorpresa inesperada no exenta de riesgo. De ahí que le interroguen para saber hasta qué punto está dispuesto a arriesgarse. El joven no se lo piensa dos veces y decide colaborar con ellos. 
 Pasamos, no solo a ser testigos, sino colaboradores de una fuga preparada con todo detalle, llamando nuestra atención la precisión de la misma y de cómo, con lo limitado de los medios con los que cuentan, pueden llevarlo a cabo. No solo eso, también tenemos la oportunidad de conocer un poco mejor algunas curiosidades de la vida en la cárcel, como el pasar un paquete de una celda a otra a través de las ventanas; el trato con los diferentes funcionarios de prisiones; los controles por la noche para ver que todos están en la celda; el registro de los paquetes que reciben los presos; etc… Pero creedme si os digo que esto es lo de menos, lo que realmente os fascinará serán los distintos pasos para realizar la fuga, y los diferentes elementos para disimularla. El origen de esta película viene a raíz de la publicación de Le Trou, de Jose Giovanni, en el que describía, con un estilo extraño y torpe, a la par que fuerte y fascinante, el intento de fuga que el mismo realizó estando en la cárcel. Jacques Becker contactó con Giovanni y le convenció para que le ayudase a adaptar la novela para llevarla a la gran pantalla, además de colaborar como asesor técnico. El personaje de “Manu” está basado en Giovanni, al igual que el personaje de Roland, otro de los integrantes y cerebro de la fuga, está basado en Jean Keraudy, dándose vida a sí mismo. 
No sería la última vez que Giovanni trabajase en el cine, pero eso es otra historia. 
 Al ser una película de 1960, se nos pueden venir a la cabeza otras cintas que pudieron inspirar o servir a Jacques Becker como modelo para su obra maestra. Un buen ejemplo de ello sería La Grande Illusion (Jean Renoir, 1937), sobre la fuga de un grupo de soldados franceses de un campo de prisioneros alemán durante la primera guerra mundial, por la relación entre los cinco personajes principales, el trabajo en equipo, las muestras de confianza y compañerismo con apenas unas pocas palabras, miradas y asentimientos, y la propia relación que entablan con el espectador. Estos hombres están en la cárcel, y salvo el caso de Gaspard, no sabemos lo que los ha llevado a ninguno de ellos a prisión, pero tampoco nos importa. Cavamos con ellos, apartamos los escombros con las manos junto a ellos, vigilamos a través del espejito a que los guardias no nos pillen desprevenidos a su lado, esa es la principal propuesta de valor de la película. A esto es a lo que refería al comienzo de la cinta, a la capacidad de Becker para no sólo meternos en prisión, sino en ayudar a estos hombres en su fuga. Esas largas tomas en las que vemos desde primer momento como cavan el túnel, como sierran un barrote… Todo esto además teniendo en cuenta que Becker fue ayudante de dirección de Renoir durante los años 30, incluyendo La Grande Illusion. También podríamos hablar de Un condamné à mort s´est échappé (Robert Bresson, 1956), película acerca de la fuga de un miembro de la resistencia francesa durante la segunda guerra mundial de la cárcel de Fort Montluc, Lyon, dirigida por las tropas nazis. 
Le Trou se le asemeja en detalles como el que prescinden de actores profesionales en busca de una mayor autenticidad; la atmosfera sonora, sin banda sonora o música propias, únicamente el sonido y ruidos ambientales de la cárcel; la detallada presentación de la fuga paso a paso. Sin embargo, mientras que Bresson apuesta por el individualismo y lo reflexivo, Becker juega con temas como el compañerismo o la organización colectiva, además de prescindir de una voz en off innecesaria. Sobre cómo esta joya del cine francés ha influido en otras películas del género de fugas, no hay más que ver películas como The Great Escape (John Sturges, 1963) o Escape from Alcatraz (Don Siegel, 1979), especialmente esta última, mostrando una exhaustiva exposición del plan, los pasos a seguir, y los pocos detalles (innecesario en mi opinión) del protagonista. El claustrofóbico camino que han de emprender los protagonistas en busca de la libertad, una especie de recordatorio de que todo en la vida tiene un precio, y es la perseverancia y el esfuerzo. Candidata a la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes en el año 1960, Le Trou ha ido ganando admiradores con el paso de los años, sorprendidos por lo bien que ha envejecido, y por su capacidad para seguir sorprendiendo a las nuevas generaciones. Toda una recomendación de calidad.

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